Tabucchi Hindú

Portada

CM116_G

   La primera vez que fui al Ateneo en Buenos Aires me escurrí entre los estantes con ansiedad y torpeza. No sabía dónde ver, qué tocar, a quién leer. Bastó un café y un bizcocho para templarme el carácter de lector y me entregué a la exploración. Con deleite iba leyendo lo que me llamaba la atención. Donde estaban las novelas de ficción encontré un pequeño libro de Anagrama, simple, con un olor fresco y una portada donde una mujer acaricia las hojas de un árbol. Se trata de Nocturno Hindú, novela del italiano Antonio Tabuchi.
Es un viaje a través de una India particular, donde un protagonista enfermo del Mal de Montano—pues busca un personaje ficticio, otro protagonista dentro de su propia historia—, se atreve a perseguir un amigo desaparecido que podría ser él mismo. Un tipo que buscando a otro se encuentra a si mismo. No sé si pueda ser una proposición presente solo en esta novela, de seguro está en cientos de narraciones más, pero en este caso Tabucchi se divierte con ese metalenguaje, su propuesta es narrar un viaje interior, exterior, ajeno, abstracto, contradictorio. Un tipo que buscando a otro se encuentra un destino propio y confuso.
Nocturno Hindú también me gusta porque es una novela corta. Su brevedad logra compactar una sensación de moverse en puntos cada vez más bajos, más místicos. Sino vertiginosa y versátil, Nocturno Hindú llega por lo menos a darnos una versión deliciosa de Bombay y otras ciudades del país de Shivá.
Recomiendo su lectura si se busca algo impredecible, breve y que sacuda entrañas sin mucha burbuja y birrete.

Por Chano Castaño 

 

Deja un comentario

Blog at WordPress.com.

A %d blogueros les gusta esto: