Descripción
La especulación sonora es más rentable que el proselitismo financiero o que las noticias falsas. Así es porque la especulación sonora es poesía, un hecho que tal vez muchos indicadores versátiles no puedan medir ni los apostadores perder. En la poesía, y lo sabemos todxs, ya todo está perdido, y por eso acumular en nuestras tripas su ritmo, su incesante clamor por la intimidad de nuestras películas mentales, no es ganar o triunfar, sino habitar la maravilla, estar a la deriva en el mundo buscando la señal que cambie el sentido.
Corte invisible es el primer libro de poesía de Sara Fernandez, es decir, su primer salto al vacío, para usar bien, ahora sí, una expresión tan maltratada en estos días. En la poesía y en la literatura se cae hasta los abismos de lo que hay y de lo que somos. Cada escena que se vuelve ceniza en nuestros corazón es un boleto hacia un lugar que nos reconforta pero nos abisma.
En el lanzamiento de este libro hicimos un performance hermoso donde la poesía salió de las páginas y flotó entre lxs asistentes. Lo compartimos con ustedes acá también:
Páginas: 20
ISBN: 978-958-49-6352-9
Autor: Sara Fernández
Colección Orquesta Solar de poesía
Formato: 14 cm x 21 cm
Edición: abril 2023
A continuación les compartimos algunos poemas del libro
LA ESCUCHA
sobre todo escuchar con inocencia
con un pacto de silencio en los ojos
nombrar los objetos cotidianos
lámpara
tapete
cuaderno
nombrar lo que brota de la tierra
narciso
hortensia
jacaranda
nombrar para decir lo otro
lo indecible
el canto mudo de los astros
la herida que florece
RAKTA
desde la oscuridad
las pitonisas portan el mensaje
del misterio
del pasado
del futuro
el presente es una vibración
la videncia es un grito
que se repite en el espacio
LA GATA
esa gimnasta cansada
que ya no trepa ni corre
solo se acuesta
como una oruga
y sueña con la infancia
cuando miraba el mundo
desde las alturas
en la noche
perseguía las sombras
entendiendo que estas
son la extensión de los objetos
que quería alcanzar
eso son
para nosotras
las palabras
LAS MANOS
detrás de las manos de mi madre
hay un espejo
cuánto llorábamos
de niños
para poder tocarlo
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